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MERLÍN es E. Martínez
(Vidente e investigador.) Dcdo. y profesor universitario. Escritor y columnista.
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23 enero 2012

Creer o no en la reencarnación

Según no pocas culturas, al finalizar esta vida nuestra no desaparecemos sin más sino que podemos reencarnarnos en otro ser, tiempo después. Pero, ¿es cierto o simplemente una creencia religiosa?
La noción de reencarnación aparece en muchas corrientes filosóficas y religiosas de la antigüedad en el Mediterráneo, tales como el orfismo egipcio, el maniqueísmo, el pitagorismo o el neoplatonismo. Como otra faceta del culto a los ancestros practicado durante mucho tiempo en las antiguas religiones, esta noción es también una forma de acercar el mundo de los vivos al de los muertos.
En ciertas etnias la creencia en la reencarnación juega un importante rol social. Entre los ashanti de Ghana la sangre renace por la línea materna mientras que el principio masculino refleja el culto a los ancestros y el alma se reúne, en su esencia, con la divinidad. Por su parte, los kikuyo de Kenia distinguen dos almas en sus muertos: una social o colectiva que se reencarna en otro individuo y una que alcanza el mundo de los ancestros.
En el siglo XIX numerosos occidentales se sintieron atraídos por estas doctrinas evocadas en los textos ocultistas. Es el espiritista Allan Kardec quien lanza el movimiento de 1857 utilizando la reencarnación como fundamento de su religión universal. En los años 30 del siglo pasado la inglesa de Joan Grant publica numerosas obras sobre sus vidas anteriores. Ella recuerda ser la hija de un faraón, haber vivido en la Grecia de Alejandro, en la Inglaterra medieval y en Italia durante el Renacimiento. Algunas de sus declaraciones son sorprendentes, pero los destinos excepcionales que ella se atribuye en cada reencarnación contribuyen a hacer dudar de su sinceridad. En la segunda mitad del siglo XX renace el interés por las doctrinas orientales y numerosas personalidades famosas afirman libremente creer en la reencarnación.
Pero sigue siendo en Asia donde el principio de la reencarnación está más extendido. En la India por supuesto, pero también en Japón, China, Mongolia, Indonesia o el Tíbet que alberga quizá el caso más conocido por todos: el del Dalai Lama, guía espiritual de los tibetanos. Cada Dalai Lama es la reencarnación de su predecesor.
Es difícil obtener cifras exactas sobre el número de creyentes, sobre todo por el ateísmo oficial de China que oculta un gran número de fieles, pero se puede decir que hoy más de mil millones de personas en todo el planeta pertenecen a alguna religión que admite la reencarnación.