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MERLÍN es E. Martínez
(Vidente e investigador.) Dcdo. y profesor universitario. Escritor y columnista.
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31 octubre 2008

Halloween (desde una perspectiva cristiana)

El origen de Halloween se sitúa en los celtas y la fiesta fue exportada a Estados Unidos por emigrantes sobre todo irlandeses en el siglo XIX. La historia se remonta a hace más de 2.500 años, cuando el año celta terminaba al final del verano, precisamente el día 31 de octubre de nuestro calendario. El ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno y, ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. De ahí viene la tradición.
De todo esto, resulta pues razonable que a la iglesia no le guste demasiado Halloween, considerando esta fiesta, que se celebra esta noche del 31 de octubre, poco inocente y con un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de corrientes que dejan su profunda huella de anticristianismo, por ello recomiendan a los padres que encaucen la celebración hacia lo bueno y reivindiquen la fiesta de Todos los Santos para que los niños descubran el valor de la vida y no fomenten el terror y la muerte en ellos.
Se disfrazan de brujas, vampiros, fantasmas, con máscaras de cadáveres, esqueletos, ... Los padres favorecen este tipo de fiesta y que jueguen con elementos de muerte, pero ellos mismos son los que, cuando muere un familiar, los apartan para que no vean al familiar muerto. En este caso la pedagogía se resiente por falta de lógica.
No estamos ante una fiesta inocente porque es la noche del año nuevo para los brujos. Doreen Irving, bruja y posteriormente convertida al cristianismo, alerta a los padres sobre esta fiesta donde incluso los sacrificios de niños formaban parte del ritual festivo. En cambio, la fiesta de Todos los Santos, según recuerda, "celebra la santidad de Dios en los Santos". Al día siguiente (el 2 de noviembre), la Iglesia hace memoria de Todos los fieles Difuntos desde la oración y el recuerdo de los seres queridos "para que el Señor en su bondad les conceda la felicidad eterna". "Es una fiesta que estimula a la vida, y no a la muerte. La piedad cristiana recomienda la visita al cementerio para orar por ellos y por los familiares que experimentan el dolor de la separación humana".